Ningún padre quiere considerar que su hijo pueda tener un accidente automovilístico, pero la mayoría de los conductores en algún momento estarán involucrados en una colisión. Para los adolescentes, estar en un choque es especialmente traumático. Es posible que no tengan la experiencia suficiente para saber cómo lidiar con esa situación. Algunos conductores adolescentes se preocupan por meterse “en problemas” o terminan siendo culpados por causar un accidente que no fue su culpa.
Una lesión grave o un trauma sufrido en un accidente automovilístico puede afectar la trayectoria de la vida de un adolescente. Una lesión grave puede impactar los ingresos futuros y la movilidad. La angustia de un accidente grave puede llevar a la depresión y puede afectar el rendimiento escolar y la salud mental.
Aquí hay algunas cosas que los padres pueden hacer para proteger a sus conductores adolescentes: